domingo, 2 de octubre de 2011

Día 3: Bogotá

Desayuno (ya) habitual: arepas con queso y un chocolate caliente que está del copón. Brasil en tu taza. Empiezas el día con una energía (y una tripa hinchada) para comerte la ciudad y lo que se te ponga por delante.

Jornada de museos por el centro. Museo del oro, el mejor de país, y dicen que, posiblemente, el más completo del mundo. Entretenido. Explica cómo empezó todo, cultura, simbolismo, evolución... Y después fuimos al museo de Botero, con obras del propio Botero (no me termina, la verdad), y de genios como Picasso, Miró, Francis Bacon, entre otros. Bonito lugar. Son varias casas coloniales, con preciosos patios interiores, en el barrio de la Candelaria. Entre museo y museo, comemos en un garito de ese barrio. No recuerdo el nombre, pero el sitio está muy bien. Comemos de lujo, muy barato, y con buena música de fondo. Y probamos las famosas empanadas del país: ciertamente, entran solas.

















Edmundo, el tío de Anita, es un verdadero crack. Es actor, ¡y aquí en Colombia es un famoso galán de telenovelas! Brutal. La peña le para por la calle para hacerse fotos con él, o para pedirle autógrafos. Se ha tenido que poner las botas el colega.

Cae la noche y volvemos para kelly. Cenamos en casita los cinco con Mateo, el hermano de Anita, y su churri colombiana, Diana. La cenita es excelente: fondue de queso (receta especial de Edmundo) y ensalada (receta de Mateo). Está todo increíble. La ensalada es una explisión de sabor y frescura en la boca. Aquí en Colombia, las frutas, vegetales y hortalizas son como de otro planeta; juegan en otra liga. ¡¡ÑAM, ÑAM!!

Después nos vamos a rumbear un poquito, como dicen aquí. Vamos a un local que está cerca de casa, se llama El Sitio. Entramos todos gratis ya que vamos con el ¡auténtico galán, Edmundo Troya! Primer acercamiento a la noche colombiana, y el tema estuvo diver. Había una banda en directo de doce tíos: sonaba realmente bien. La salsa, el ballenato y el reggaeton es lo que se lleva aquí. Al final todos movimos el bullate como lo hacen los lugareños. O casi. El rollico aquí para ambientarse es beber birras locales (Póquer, Águila y Club Colombia, esta última es la mejor) y aguardiente. El temas copas está jodido, las botellas de ron, vodka o lo que sea, valen casi el doble que en España.


Por el momento, lo único negativo ha sido que la mochila de Anita ha llegado un día tarde y, encima, rota. Sí, Iberia apesta y mucho. No nos explicamos cómo cojones han podido romper las barras metálicas que distribuyen el peso de la mochila. Estamos haciendo gestiones para que nos den pasta. Vaya judíos.

Dato: llenar el depósito de gasolina del coche cuesta como 28 euris. Mal, ¿eh?

La comida en general está muy, muy rica. Y la gente es muy atenta y simpática. La impresión del primer contacto con los colombianos en el aeropuerto ha dado un giro de 180º. Estamos como en casa.

4 comentarios:

  1. Lo primero que me llama la atención hermano, es que hables de comida, quizá Paco el flaco no vuelva mas por aqui! Que bien suena lo que contáis, disfrutad de las primeras sensaciones del viaje porque son irrebatibles. Cuidaros los unos de los otros y narrad cuanto podáis para la gente que os quiere!!

    ResponderEliminar
  2. Que grande chicos!!!!
    La verdad es que os lo estáis currando, es un placer poder leerlo,
    Estoy ENGANCHADÍSIMO!!!!!
    Disfrutad y tener cuidado!!

    ResponderEliminar
  3. Suena todo estupendo!!!
    ¡Vivan los culebrones y sus protagonistas!

    ResponderEliminar
  4. Juampa: hasta el culo de comer! Muuuuy rico.

    Javila: gracias, loco! El placer es nuestro.

    Madre: vivan!!!

    ResponderEliminar