domingo, 2 de octubre de 2011

Día 4: Bogotá

Un día tranquilo, no hemos hecho mucho. En casita hasta casi las 16.00. Edmundo se ha tenido que ir a San Gil por un entierro, y nos ha dejado su piso. Qué tío, qué majo.

Hemos ido los cuatro paseando hacia el centro. A mitad de camino hemos pillado el Transmilenio (bus) porque pateando se tarda como hora y media hasta la Candelaria. Y, además, hay que pasar por un barrio bastante chungo, lo que no interesa. Tenemos una pinta de guiris que alucinas. Todo el mundo por la calle nos mira, es chocante. Parece que seamos unas rock stars, y no exagero nada. Nos sube la moral, la verdad, porque hay más de una mirada insinuante. Mola.

Paseamos por el centro y por la Candelaria, que es el barrio colonial. Es viernes tarde y hay bastante vidilla. Visitamos el Chorro de Quevedo, que es el barrio de las primeras casas de la ciudad. Casitas bajas, viejunas y de colores, con mucho encanto. Por la plazita y los callejones, se juntan turistas, jóvenes bogotanos de pre-fiesta y maleantes varios. Nos ofrecen weed, alguno nos vacila porque se piensa que somos gringos, otros se meten coca en plena calle, y otros cuentan chistes, cuentos y relatos en mitad de la plaza gracias a unos micros que han montado. Hay ambiente, y se palpa el comienzo del fin de semana, y el vicio de la juventud.































Bogotá está repleta de vendedores callejeros, te venden de todo y más. Todo tipo de comida, bebidas, y cualquier cosa que te puedas imaginar. Hay cientos de ellos, miles.

Volvemos a casa cuando cae la noche: el barrio no es seguro y vamos con las peazo de cámaras de fotos. Nos quedamos con un poquito de ganas de tantear más el barrio, pero somos bueno chicos y nos piramos. Cenamos cerca de casa, en un garito de pollo. Está bueno y es muy barato. Bien de pollo frito, como los negros de Baltimore. Íbamos a rumbear por la noche, pero al final la peña está cansada y nos quedamos en keo. ¡Yo quería fiestaaaaaa! Pero bueno, a las 00.00 ya estaba sobando.

Lo estamos pasando fetén, pero en breves habrá que mover de aquí. Tenemos que ver muuuuuchos lugares por toda Colombia. Gracias al recibimiento de Edmundo parece como si no estuviésemos de viaje, el rollo mochilero, sinceramente, todavía no lo hemos probado. Pero hay ganas. Sí, me apetece pillar la carretera.

6 comentarios:

  1. Oye rock star, qué bien escribes no? está curioso, me hago bastante bien a la idea de lo bien que estáis, malditos bastardos...desde el cariño

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  2. ¿Cuanto dura el fin de semana allí?

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  3. Angeluni: who are you! Pero gracias!!

    Gosworks: dura como en España. Pero como en casi todos los lados, dura lo que uno quiera que dure. :)

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  4. Oye, cara culo, soy Ángela..mm la de Zaragoza, y Lincoln y Madrid. BIG

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  5. Un poquito de respeto, señorita Sancho, que sigo siendo mayor que usted. No estaba seguro de que fueras tú, Big, haciendo comentarios y todo, what a surprise! ¡Pero deberías saber un poquito cómo escribo, cara de criter! Ya me contarás vía email cómo te sigue yendo todo.

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