domingo, 20 de mayo de 2012

D'ias 98-100: Pinamar

El d'ia 30 de Diciembre nos pillamos un bus para llegar hasta la costa del Atl'antico, a Pinamar, uno de los lugares favoritos de los portenhos para pasar sus navidades y vacaciones de verano, que para ellos es lo mismo.

La idea, sencillamente, era comenzar el anho 2012 en la playa, ni m'as ni menos. Nunca antes me hab'ia despertado (o acostado) el d'ia 1 de Enero con calorcito, en la playa, cerca del mar. Era un pequenho suenho, uno m'as de los muchos objetivos de este viaje; y se cumpli'o.

Durante estos tres d'ias en la costa hac'ia un caloraco de pelotas, pero se llevaba mejor que en el asfalto de Buenos Aires. Y, adem'as, Pinamar es una localidad muy agradable, con muchas casitas (y casoplones) con jard'in; la verdad es que el que tiene all'i un chalete ha triunfado como la Coca Cola. Pero lo m'as resenhable de nuestra estancia all'i, fueron otras dos cosas. La primera es que nos pusimos de comer carne hasta las tetas. Qu'e festines! Ten'iamos una pequenha barbacoa en el jard'in, y nos pegamos los tres d'ias comiendo bif'e de lomo y chorizos argentinos sin parar. Llegar a casa de fiesta a las siete in the morning, y en lugar de comerte el cl'asico sandwich de pan Bimbo con mortadela y mayonesa, te clavas entre pecho y espalda ese trozo de carne exquisita, no tiene precio.

Y la otra cosa por la que no me olvidar'e nunca de Pinamar, es por el banho en pelotas que nos pegamos Javi y yo en el Atl'antico el 31 por la noche, o, mejor dicho, el d'ia 1 por la manhana (precisi'on terminol'ogica, rigor conceptual). S'i, ya veis qu'e parida, pero si yo fui a la playa a pasar la Nochevieja era exclusivamente para eso: para banharme esa noche en el oc'eano. Fue genial. Javi y yo en calzones, banh'andonos, haciendo el tonto, y Anita y Leo flipando desde la orilla. Era de noche y de repente se hizo de d'ia. Salimos del mar y 'estos ya se hab'ian pirado a casa, hasta la p'o de esperarnos. S'olo recuerdo el fr'io extremo que pas'e dentro de ese agua glaciar. Recuerdo que nuestros miembros viriles estaban al l'imite, y que mis test'iculos eran, literalmente, canicas. Y es que c'omo sufro con el agua fr'ia, qu'e mal lo llevo! Pero tambi'en recuerdo las risas que nos echamos; yo no me pod'ia parar de reir y ni s'e por qu'e. Recuerdo que me fui a casa muy contento, y que me acost'e muy feliz. Eso s'i: antes de mimir, call'o otra raci'on de carnaza. Porque s'i, porque nosotros lo valemos.

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