Despu'es de pasar cuatro d'ias en la capital, fuimos a Valpara'iso en bus para conocerlo durante un d'ia. Sus casitas de colores colgadas en una colina frente al mar, justo encima del puerto, es lo m'as bonito de ese lugar. Paseamos, comimos, bebimos, y nos dimos cuenta de que algo raro pasaba all'i, porque pasando unicamente unas horas en ese sitio, conocimos a dos o tres personajes muy peculiares (mu locos), que, obviamente, hab'ian regado (inundado) toda su vida en alcohol. As'i que aunque era viernes y nos hab'ian dicho que la fiesta era muy buena en ese lugar, preferimos pillar otro bus a final de la tarde y plantarnos en poco m'as de una hora en otra localidad costera, donde Ube tiene una preciosa casa. All'i pasamos todo el fin de semana tan ricamente.
Y ahora es cuando, una vez m'as, vuelvo (volvemos) a agradecer efusivamente el trato que nos brindaron Ube, Dami'an y toda la familia de Ube. Qu'e pasote! Nos trataron como reyes. El Equipo est'abamos alucinando constantemente. Nos pegamos todo el finde comiendo y bebiendo exquisiteces. Estaba todo taaaaaan rico! De vez en cuando todav'ia hablamos del pastel de choclo (ma'iz) de la senhora Ube (la madre de Ube). Tremendo. Y de la cantidad desbordante de botellas de vino que abrimos (bueno, Cigala siempre hac'ia los honores, la verdad sea dicha). Fue un festival culinario de 48 horas seguidas en toda regla.
Pero lo mejor, por supuesto, lo que hizo que pas'asemos un finde perfecto, lo que yo no me pod'ia ni imaginar, fue el trato y la hospitalidad que nos dieron todos y cada uno de los miembros de la familia de Ube. Incre'ible. Est'abamos, repiti'endome un poco, en familia, como en casa. Hab'ia un buen rollo con todos que parec'ia imposible que no nos conocieran desde mucho antes. Porque seamos sinceros: no nos conoc'ian de nada, invad'iamos su casa en fin de semana familiar, y lo normal es que alguno sea majo y agradable, pero que otros pasen del tema y no te hagan ni caso (yo, seguramente, hubiera sido de este segundo grupo). Pero en esta familia, todos, hermanas de Ube, maridos de las hermanas, su madre, sus sobrinas, sus amigos, absolutamente todos nos trataron con un carinho tan sincero y espont'aneo que yo creo que no hab'ia sentido antes. Brutal. Por todo ello, y por la cantidad de favores, consejos, ayuda, traslados en coche, invitaciones a cenas, etc, etc, etc, Ube, Dami'an, resto de esa s'uper family chilena, y Diego: millones de gracias. Puede que por darles tantas y tantas veces las gracias, la expresi'on pueda perder su sentido, pero no lo creo, no pienso as'i. En esta vida, lo primero de todo es ser agradecido (siempre y por cualquier cosa), y lo que hizo esta gente, aunque me empenhe d'andole a las teclas, no tiene palabras.
Ninguno nos acordamos del nombre de ese pueblo, no s'e por qu'e, pero todos recordamos perfectamente lo precioso que era ese lugar. Amplias parcelas con bonitas casas en cada una de ellas, justo encima de unos vertiginosos acantilados que eran mojados en sus pies por el brutal Pac'ifico. All'i, al borde del acantilado, 'ibamos por las noches despu'es de cenar. Para m'i, era un lugar especial. Me recordaba a la canci'on de Love of lesbian, 'All'i donde sol'iamos gritar' (pedazo de temazo, por ciertor). Un lugar donde no hab'ia nadie, al l'imite del desfiladero, con el oc'eano debajo rompiendo sus olas sin piedad. Un lugar para ir solo o acompanhado, un lugar para gritar. Para gritar de rabia, de pena o de alegr'ia, pero s'i, definitivamente, para m'i, era el lugar perfecto para gritar.
El murmulo del mar justo debajo, tan cerca, la oscuirdad absoluta que nos rodeaba, y arriba, buah, ah'i arriba estaba el cielo m'as bonito, m'as intenso que he visto en mi vida. Nunca antes hab'ia visto tantas estrellas y con tal intensidad. Si te estirabas un poco, de puntillas, pod'ias alcanzar con la mano alguna de ellas. Estaban tan cerca, estaban tan vivas. Y tampoco se me olvidar'a c'omo se ve'ia la V'ia L'actea. Se diferenciaba en el negro cielo de manera perfecta. Como una gran e iluminada autopista. Como un largo rastro de leche en una inmensa tostada untada de Nocilla.
Gente maravillosa, un lugar precioso y momentos para recordar. En definitiva, un finde de los que no se olvidan. Nunca.
La siguiente aventura tampoco tiene desperdicio. Trata de cinco j'ovenes metidos en una pick-up, recorriendo parte del pa'is, en busca bonitos lugares para acampar. Pero todo ello ser'a en el pr'oximo post. Ahora me voy corriendo a comer algo, porque son las 14.13 y a las 15.00 tenemos que pillar un taxi que nos lleva a la estaci'on de buses que debe de estar como a una hora del centro de la ciudad. Ah, s'i: estamos en Yang'on (otrora Rang'un), antigua capital de Myanmar (otrora Birmania). Un lugar fascinante, diferente a todo lo dem'as, anclado en el pasado y dominado bajo el yugo de una jodida dictadura. Otro mundo, otras historias. Pero, de momento, no toca hablar de ello. Continuar'a...
Os perdisteis Isla de Pascua?. Abrazos al equipo. Gos.
ResponderEliminarMuchas veces haces que al leerte se me pongan los pelos de punta de los brazos! Te felicito....
ResponderEliminarDe verdad, muchas gracias! Ahora me encantar'ia saber qui'en eres...
ResponderEliminarjoviak