domingo, 27 de mayo de 2012

D'ias 108-111: Santiago de Chile

Cogemos el vuelo que ten'iamos programado de Buenos Aires a Santiago de Chile. Cortito, f'acil, al pie. Y all'i mismo, en el aeropuerto, nos reciben y nos recogen en coche el gran Cigala y su padre Dami'an. Para quien no le conozca, el Cigala es Diego Ci'ercoles, un amigo nuestro de Zaragoza que est'a pasando una temporada en Chile con su padre, que reside en Santiago desde hace ya unos anhitos.

Lo mejor de los 16 d'ias que pasamos en Chile, fue, sin duda, reencontrarnos con Diego. Y eso que Chile es otro grand'isimo pa'is, sorprendentemente desconocido para much'isima gente, pero despu'es de m'as de quince semanas de viaje, volver a estar con un colega de tu ciudad, no tiene comparaci'on, no hay rival. Fue una ilusi'on tremenda y lo pasamos genial todos juntos. Como siempre.

En Santiago de Chile estuvimos comod'isimos desde el primer momento, y gracias a los consejos de Dami'an, pudimos ver todo lo destacable de la ciudad en tan s'olo tres d'ias. Me gust'o. Es una ciudad donde puedes vivir muy a gusto si eres capaz de mont'artelo un poco bien. Y como gran ciudad que es, puedes encontrar casi de todo si sabes c'omo y d'onde buscarlo.

El segundo d'ia de estar all'i, fue uno de los m'as divertidos de todo el viaje. Se puede titular como: el reencuentro con Cigala. Uno de esos d'ias que empiezas de canhas a la una de la tarde, tranquilamente, y sin saber c'omo, acabas volviendo a casa a las siete de la manhana y con dolor de mand'ibula de las risas que te has echado. Adem'as, y no es poca cosa, ese d'ia estuvimos en un gran lugar (recomendado por Dami'an) llamado La Piojera. Un antro de a los que nosotros nos pirran: bizarro, castizo (ya me entend'eis), popular, aut'entico. Hab'ia muchos viejos locales con unas tajas de impresi'on, hab'ia alg'un guiri como nosotros, hab'ia pseudo mariachis animando el cotarro, hab'ia viejunas cachondas bailando y dando el cante... Lo ten'ia todo. Y ten'ia, sobre todo, los Terremotos! Una especie de cocktail, por llamarlo de alguna manera, t'ipico de Chile, que cuando te has bebido el segundo, ya no sabes si es de d'ia o de noche, si tienes diez dedos en los pies, o si est'as en Chile o en una tasca de Zaragoza. Por supuesto, ya sabemos prepararlos, y habr'a que preparar unas rondas en cuanto volvamos a Espanha. En fin, insisto: lo pasamos pipa, fue una jornada memorable, y a m'i ese d'ia y ese garito no se me van a olvidar nunca.

Por cierto, y ahora que lo recuerdo, ese d'ia, esa misma tarde, mientras est'abamos gozando en La Piojera, hubo un terremoto en Santiago de Chile. Un se'ismo de grado 6.7 (creo), del cual no tuvimos ni noci'on. El primer terremoto de verdad que sufro en mi vida y ni me entero. Y no ser'ia el 'ultimo que sufrimos en este viaje, ya que en M'exico DF sufrimos uno a'un mayor. Aunque, por diferentes motivos,  tampoco nos enteramos...

De Santiago recuerdo m'as cosas, como los perritos calientes con de todo que nos clav'abamos, t'ipicos de all'i. Recuerdo una cena en casa de Dami'an, la primera noche, con Diego (claaaaro) y con Ube, la pareja de Dami'an. As'i a bote pronto, fue la mejor cena de todo el viaje. Est'abamos emocionados, parec'ia que no hab'iamos comido en tres d'ias, y eso que en Argentina comimos muy bien. Pero es que el sushi estaba buen'ismo, y volver a comer jam'on de verdad fue casi org'asmico... Y encima todo invitado por ellos! Una gozada. De Santiago tambi'en habr'ia que destacar el hostel en el que nos hosped'abamos: ten'ia piscina! El primero y 'unico hasta ahora. Adem'as, hab'ia un gran ambiente all'i, y todos los d'ias se preparaban bien gordas por la noche. Muy diver, con su bar en la pisci, su ping-pong y con bien de gente joven de cualquier parte del mundo. Otra movida t'ipica de Santiago es irte a un 'caf'e con piernas'. Sounds good, uh? B'asicamente, son baretos oscuros donde t'u vas a tomarte tu cafelito (o lo que sea) a cualquier hora del d'ia, y mientras te lo tomas, unas simp'aticas muchachas bailan delante de ti en pelotas (en bragas, precisando un poco m'as). Lo m'as gracioso es que debimos de elegir el m'as infame de toda la ciudad: s'olo hab'ia una chica bailando en ese momento, y era una brasuca, negr'isima, de unos 100 kilogramos de peso que parec'ia Godzilla. Nos bebimos el caf'e en un minuto, y mientras nuestro es'ofago ard'ia de dolor, nos piramos de all'i corriendo.

Hubo de todo esos d'ias, pero sobre todo, muchas, muchas risas, y muy buenos momentos.



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