viernes, 29 de junio de 2012

D'ias 129-133: Ilha de Santa Catarina

No estaba en nuestros planes, pero como mucha gente nos hab'ia hablado muy bien de ella, y como nos sobraban d'ias antes del carnaval, nos juntamos con las canadienses y los siete pillamos un bus direcci'on sur, rumbo a la isla de Santa Catalina, a Florian'opolis (Flor para los amigos).

Despu'es de descartar un hostel donde ellas ten'ian hecha un reserva y d'andonos un buen garbeo por media isla buscando algo que nos encajase a todos para instalarnos, al final dimos con lo que quer'iamos: una casita s'olo para nosotros y a buen precio ya que esta vez 'eramos siete y no los cuatro de casi siempre. El sitio estaba genial y el hombre que nos lo alquil'o, un brasuco de all'i llamado Joao, era un tío muy risas.

Antes de seguir deber'ia presentar a nuestras tres nuevas amigas: las hermanas Mourin y Chantal Gougain, nacidas en Bolivia (o Chile?), y Tamara Starcevic, nacida en Serbia. Todas ellas residen en Vancouver desde muy peques, aunque creo que las tres hablan todav'ia en sus casas el idioma de sus respectivos pa'ises de nacimiento, es decir, castellano y serbio. Vamos, que ah'i estuvimos varios d'ias chapurreando de todo un poco y d'andole al spanglish que daba gusto. Ya est'a: presentaciones consumadas.

Flor me gust'o mucho. Quiz'a no tenga la belleza deslumbrante de otras islas de este interminable pa'is, pero sin duda alguna era un bello lugar, y pasamos all'i cinco d'ias muy tranquis y de relax. Es una isla bastante grande, para recorrerla entera necesitas coche o tienes que pillarte buses de varias horas de trayecto si quieres verlo todo y tienes que dormir en el mismo sitio. As'i que todo no lo vimos: es un conhazo estar pillando buses todos los d'ias en una isla cuando lo que quieres es arena, mar y selva.

Lo mejor de Flor, para m'i, adem'as de la nueva, divertida y bella companh'ia que tuvimos esos d'ias, era que pod'ias salir de casa s'olo con el banhata puesto y absolutamente nada m'as. Quiz'as un par de billetes en el bolsillo lateral. Y ni una bolsa, ni camiseta, ni chanclas, nada! Sensacional. La casa estaba justo delante de un canal que llegaba directo desde el mar, desde nuestra bonita y largu'isima playa. Sal'ias de casa, bajando por la escalera de madera, tocabas el césped de la orilla con tus pies por un segundo, y te tirabas al agua! Pod'ias ir nadando hasta la playa, hasta el pueblo o hasta donde tus piernas y brazos dieran de s'i. Qu'e sensaci'on m'as agradable de completa libertad.

Y 'esa es otra parte buena de las playas, de las islas: que puedes disfrutar todo el d'ia de ellas sin gastar ni un reai (real). Porque, amigo, Brasil no es caro, es car'isimo. Ya no es que est'e muy por encima de la media de los precios sudamericanos (aunque Buenos Aires tampoco est'a mal...), es que en muchos aspectos es m'as caro que Espanha, m'as caro que Madrid, concretando un poco m'as. S'i, hemos ido a las grandes ciudades; s'i, hemos ido a los lugares quiz'as m'as tur'isticos; no, no hemos ido a los pueblos del interior donde sabemos que los precios son m'as bajos; pero aun con todo ello, nos hemos quedado boquiabiertos con los alt'isimos precios de este p'ais. El transporte, la cama del hostal en dormitorio compartido sin nada de nada, la comida incluso del supermercado: todo ello, que son los gastos b'asicos y necesarios, est'a subid'isimo a la parra. Con sobar, comer y cenar, y pillar un par de billetes de metro o de bus, ya se te iba todo el presupuesto diario. Ni hablar ya de ir a comer a un restaurante, ir a una discoteca o realizar alguna actividad guapi de pago. Imposible. Y menos mal que hemos ido este anho, porque ahora que van a albergar el Mundial de f'utbol y las pr'oximas Olimpiadas, la inflaci'on va a ser acojonante, y para poder disfrutar de Brasil te vas a tener que dejar todas toditas como en Londres, Par'is o Mosc'u.

Brasil es un pa'is donde pr'acticamente no existe la clase media, donde como casi siempre, unos pocos sinverguenzas se llevan casi todo el pastel. Bueno, aqu'i no es un pastel, aqu'i es un pedazo de tarta de boda de diez pisos. Las diferencias son abismales. Miles de personas viven en las famosas favelas, y millones de ellas, no viven en ellas, pero se encuentran tambi'en en precaria situaci'on. Por otra parte, los cuatro ricos no es que tengan mucha pasta, es que son millonarios, con un nivel de gasto que r'iete t'u de la clase alta de algunos pa'ises europeos. Es un canteo el contemplar una supermegaurbanizaci'on de lujo del copet'in, y junto a ella, separado por una simple carretera, una m'isera favela, con todo lo que ya sabemos que puede conllevar. Brasil tiene tant'isimos recursos que podr'ian vivir perfectamente todos sus millones de habitantes, que son un huevo; pero bueno, qu'e chorradas digo, si es lo de siempre: la Tierra tambi'en tiene todav'ia suficientes recursos para todos los seres humanos y estamos como estamos. En general, casi todos somos unos mierdas.

Me he ido un poco del tema en cuesti'on. Retomo el relato y vuelvo a situarme en Flor, y en c'omo molaba nuestra casita justo al pie del canal. Ten'iamos un kayac en la orilla y el duenho de la casa nos lo dejaba utilizar. Un d'ia, nos fuimos los tres "machos" canal arriba, direcci'on contraria al mar, para ver ad'onde pod'iamos llegar. Llegar no llegamos muy lejos, lo que pasa es que casi no volvemos. Vaya cebatil! Qué matada. No s'e qu'e conho hicimos que no paraba de entrar agua en el kayac, y eso contracorriente no lo meneaba ni el equipo de remo de Oxford. Qu'e risas. Se nos descojon'o medio pueblo. Jajaj! El canal daba para mucho. Otro d'ia estaba yo solo, tumbado en la oriila, y un pato nadaba todo el rato delante de casa. Y cada dos por tes, se sumerg'ia en el agua, buceando durante varios minutos, vete t'u a saber buscando qu'e. Me fui corriendo a por la c'amara porque quer'ia bucear con 'el y sacarle una foto guapa debajo del agua. Bastante. Fue imposible: el jod'io nadaba r'apido como un tibur'on y se me escapaba todo el rato.

Por las noches, los visitantes eran otros. Volaban y volaban delante de nuestra terraza, planeando muy bajito, a ras del canal, con sus largas y anchas alas, majestuosos. Eran unos cacho murci'elagos que alucinas. Batman da menos miedo, te lo digo. Pero era su canal, nosotros sólo estábamos de alquiler. Tambi'en tuvimos la companh'ia de un buho (gran animal). Se pos'o una noche en nuestro tejado mientras est'abamos jugando a un juego que nos ensenhó Tamara. Estuvimos hablando con 'el, pregunt'andole si alguna vez en su vida hab'ia visto la luz del Sol, aunque s'olo fuese en un breve y bonito amanecer... Pero todo el mundo sabe que los buhos son parcos en palabras. Se march'o como hab'ia venido: silencioso como un ninja; sin que nos di'esemos cuenta.

Nuestro canal daba juego, pero la playa tambi'en. Banhos, interminables juegos con el bal'on, largos paseos, caipirinhas y caipiroskas, y tambi'en le dimos un poco al voley-playa con los brasucos locales. Un juego muy diver en el que lo que m'as me gusta es que te puedes tirar a la arena en plancha a lo loco y no te sueles hacer danho. En plan Casillas. Los brasucos nos met'ian pal pelo, claro, pero tambi'en sentimos que si lo practic'asemos durante un tiempo, le podr'iamos meter bien a ese deporte. En la playuqui tambi'en se pod'ia pescar, pues al caer la tarde, al atardecer, el final del canal, justo ya en la playa, se llenaba de gente que iba all'i con su canha, y seguramente la gran mayor'ia se volver'ia con un buen pescadito fresco para cocinar en la parrilla esa misma noche. Estuvimos también en otra playa que fuimos con las chicas, Leo y yo, como a una hora de paseo de nuestro pueblo. Ahí no hac'ia falta ni pescar. Dabas un paseo hasta el extremo izquierdo de la playa, donde hab'ia unas rocas enormes por las que pod'ias trepar, y que eran muy bonitas; sí, lo sé, he dicho que sólo eran unas rocas, pero es que quedaban genial allí, en la arena, y banhadas por la espuma del mar.  Ah'i mismo, entre las piedras gigantes, medio escondidos, hab'ia hombres cocinando en pequenhos cazos al fuego algunos de los cientos de mejillones que hab'ian pescado ese mismo d'ia. Unos mejillonacos muy senhoriales. Te los daban a probar sin pedirte nada a cambio (no s'e si es porque iba con las chicas o qu'e, pero muy guay). Estaban brutales. M'as fresco que eso imposible: s'olo te queda com'ertelos vivitos dentro del mar.

Lo pas'e muy bien esos cinco d'ias en Flor. Y las chicas eran encantadoras, y qu'e bien educadas (c'omo es Canad'a! jaja!). Tengo ganas de conocer Vancouver, todo el mundo habla maravillas de esa ciudad, y no son pocos los canadienses que hemos ido conociendo por el camino. Fueron grandes d'ias, una vez m'as, aunque acabaran con un triste final: Javi se piraba a Espanha para unas 3-4 semanas. Qué pena nos dio. Ahora ya es pasado y podemos sonre'ir al recordarlo, porque todo acab'o bien. Pero s'i, Javi se fue, y como siempre he pensado desde el principio de este viaje (y sigo pens'andolo), 'el es el pegamento de este grupo, de este equipo. Él es el SuperGlue que nos mantiene a todos unidos, por mucho que todos nos queramos. As'i que esas semanas en adelante, nos acordamos mucho de ese pequenho cabezudo, y lo echamos mucho de menos. Como tambi'en nos acordamos mucho de su padre. Alberto: te mandamos un abrazo muy fuerte, otro m'as, desde aqu'i, desde el sur de Camboya, desde Sihanoukville.

En cinco horas pillamos un bus de unas doce para llegar a Siem Reap, o lo que es lo mismo: la ciudad que está justo al lado de los templos de Angkor, el orgullo y símbolo del país, y un lugar que esperamos sea tan guapo como Bagan y sus templos, en Myanmar. Pero, me temo, que no va a ser para tanto. Y no lo digo por los templos, lo digo porque Myanmar en general (su gente), fue espectacular e irrepetible. De lo mejor del viaje. Algo diferente. Y sonrío.

Espanha en la final y jugando a medio gas. VAMOSSSSS!!!!




3 comentarios:

  1. Fresco, directo. Me gusta. La faena contra Italia la terminaremos!. Gos

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  2. http://www.youtube.com/watch?v=r0L0Qzt5HJc

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    1. Brutal, sin dogmatismos. Viva Gil de Biedma!

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